Uno de los elementos principales del
patrimonio de la Sierra Norte de Madrid son los puentes, muchos de ellos construidos durante la época medieval. Estos puentes
eran puntos de paso obligado para los rebaños que durante siglos recorrieron
nuestros caminos y dehesas.
Comenzando en el pueblo de Lozoya situado en
el Valle Alto del Lozoya esta ruta rodea el Embalse de Pinilla pasando por su
increíble mirador para llegar al primero de los puentes medievales que vamos a
ver, el puente del Congosto. Este puente arranca desde la propia roca que forma
las laderas. Se construyó con sillarejo basto y está formado por un solo arco
de medio punto de 6 m de luz. Sobre su origen tenemos dos hipótesis, que se
construyera en época romana o en época medieval, ya que su forma es característica
de los Siglos XII-XIII. Junto a él encontramos las ruinas de lo que fue un
antiguo molino.
Remontando el cauce del río Lozoya a nuestra
izquierda seguimos hacia el Puente de Matafrailes. Lo más probable es que tenga
un origen tardo medieval. Su fábrica es de mampostería y muestra un único ojo,
formado por un arco apuntado. El tablero es lo más llamativo, ya que tiene una
anchura mayor en los extremos que en el centro, posiblemente para facilitar el
cobro de los derechos de pontazgo.
Continuamos nuestro camino por zonas de
robledal, hasta llegar a la entrada a Garganta de los Montes. En este punto, os
recomendamos acercaros a este pueblo bonito para una pequeña visita y/o un
descanso a comer. En todo caso, nuestro camino continúa hacia Canencia,
atravesando un bonito robledal hasta llegar a un hermoso collado desde el que
descendemos con vista hacia el valle y la población. Si no hemos parado en
Garganta de los Montes a disfrutar de una comida lo podemos hacer ahora en
Canencia.
Antes de finalizar la ruta y devolver nuestras
bicicletas bajamos por las calles del pueblo en dirección al arroyo de Canencia
el cual cruzamos por el puente de Cal y Canto. Su origen puede situarse en el
s. XIV, ya que aparece reflejado por el rey Alfonso XI (1311-1350) en su Libro
de la Montería. Tiene forma de lomo de asno y está constituido por dos arcos de
medio punto, de dimensiones muy desiguales, como consecuencia de su ubicación
entre dos orillas de distinta rasante.